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Rejas de Esperanza

Testimonios y experiencias

“En la cárcel, y acudisteis a mí”

“En la cárcel, y acudisteis a mí”

Cansado, aturdido y desventurado,

Una semana más, las luces regalan el

Odioso obsequio de un descanso hasta el alba.

En ese silencio oscuro, cuando, como pájaro

Desprovisto de las alas de la libertad,

Me acurruco entre los brazos de una madre que

No está,

Las pizcas de rocío que nacen, fruto de

Esa ingesta  fruta amarga que es la culpa,

Resbalan con el sabor a aguardiente por mi cara.

Errores, fallos,

                  Dolores….

Una semana más que acaba,

Una semana menos en esta fría almohada

Del mundo.

Una semana más rociándome en la ducha con

El dolor, limpiando la sangre de mis manos

Hirviendo mis heridas. Encarcelado.

Preso más de mi error que de mi pena,

Pues carecer de libertad no es mi condena,

Si no esos ojos desgarrados que, agitados por

La sorpresa y quizás el dolor, miraban los míos,

                                      Que aún odiaban.

Llegó el largo silencio del tic-tac perpetuo de un reloj

Acusador que agotaba mis estímulos de vida en el presente

Y me obligaba a soñar con el futuro añorado donde,

Desprovisto de condena, comenzará la verdadera.

Ahora, tres años ha de aquello,

Las heridas se han exiliado,

Más la pena aún no ha abandonado.

Fueron tiempos duros,

Dolor inmaculado,

Penas en el costado.

Tragar a golpes mis errores.

Pero ahora no es lo mismo, la privación

De libertad,

Me ayudó a comprender, que fue una acción

Innecesaria.

Que en esta vida la única verdad es la de amar,

Que servir debe ser mi bandera.

Que en el norte de mis sueños esté el compartir

Que Jesús sea mi cayado.

“Hasta siempre hermana culpa,

Ya nunca nos veremos, Error,

Nunca más os llevaré en la grupa,

En mi corazón ya sólo existirá

El amor.”

 

“A todo aquel que se sienta preso.”

Dn.